jueves, 29 de junio de 2017

El ermitaño


Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para solamente dedicarse a la oración y a la penitencia.
Se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer.
La gente preguntó cómo era eso de que en la soledad estuviera con tanto trabajo.
Les contestó:
"Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un león". 
No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives.
¿Dónde están todos estos animales?
Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron.
Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes también.
Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo.
Tengo que domarlos para que sólo se lancen sobre una presa buena, son mis ojos.
Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan.
Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin herir, son mis dos manos.
Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las cosas difíciles.
Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me gusta, son mis dos pies.
Lo más difícil es vigilar la serpiente aunque se encuentra encerrada en una jaula de 32 varillas.
Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño, es mi lengua.
El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber.
Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día, es mi cuerpo.
Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso, es mi corazón.


miércoles, 28 de junio de 2017

Bendición del dragón


Que las lluvias que te mojen sean suaves y cálidas.
Que el viento llegue lleno del perfume de las flores.
Que los ríos te sean propicios y corran para el lado que quieras navegar.
Que las nubes cubran el sol cuando estés en el desierto.
Que los desiertos se llenen de árboles cuando los quieras atravesar.
O que encuentres esas plantas mágicas que 
guardan en su raíz el agua que hace falta.
Que el frío y la nieve lleguen cuando estés en una cueva tibia.
Que nunca te falte el fuego.
Que nunca te falte el agua.
Que nunca te falte el amor.
Tal vez el fuego se pueda prender.
Tal vez el agua pueda caer del cielo.
Si te falta el amor, no hay agua ni fuego que alcancen para seguir viviendo.




sábado, 24 de junio de 2017

Pensamientos de un maestro de verdad




Tu espíritu es el verdadero escudo.
El fracaso es la clave del éxito.
Cada error nos enseña algo.
El progreso llega a aquellos que se adiestran ininterrumpidamente.
No encares este mundo con temor y rechazo.
Afronta con valor todo lo que los dioses te ofrecen....
Herir a un oponente es herirte a ti mismo.
El arte de la paz es controlar la agresión sin producir daños.
El verdadero guerrero es invencible porque no lucha con nadie.
Vencer significa derrotar la idea de disputa que albergamos en nuestra mente.
Hasta el más poderoso de los seres humanos tiene una esfera de fuerza limitada.
Sácalo de esa esfera y atráelo a la tuya; su fuerza se disipará.
En situaciones extremas, el universo entero se transforma en nuestro enemigo; en momentos tan críticos, la unidad de mente y técnica es esencial.
¡No permitas que tu corazón titubee!
Tan pronto como te ocupas del "bien" y el "mal" de tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por la que entra la malicia.
Examinar, competir y criticar a otros te debilita y te derrota.
Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando brotar.
Del mismo modo que una flor de loto surge del lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para que dé fruto en este mundo.
Cuando la concentración impregna la mente y el cuerpo, el poder de la respiración se vuelve uno con el universo, extendiéndose suave y naturalmente hasta el límite absoluto, pero, a la vez, la persona se hace cada vez más autocontenida e independiente.

Morihei Ueshiba

jueves, 22 de junio de 2017

Significado



Un rayo parte el templo en dos....
¿Cólera divina o desastre natural?
Hubo un templo costero en la India que fue alcanzado por un rayo.
Esa tormenta menor fue la vanguardia de un huracán que finalmente asoló toda la comarca.
El viejo templo se partió desde el techo hasta sus fundaciones.
Todo un extremo del templo fue separado de su cuerpo como una cabeza cercenada.
¿Fue karma?
¿Fue el castigo de los dioses?
¿O fue simplemente un viejo edificio y un desafortunado accidente?
Lo que respondas indica tu actitud sobre la naturaleza, sobre la realidad, y sobre si crees que los dioses intervienen en los asuntos humanos.
Si insistes en que hubo alguna razón para que el rayo partiese el templo, entonces vives en un mundo donde la incertidumbre es un subproducto de los caprichos emocionales de algún ser supremo.
Sin embargo, si aceptas ese incidente como solamente un desastre natural, entonces también aceptas que en la vida hay ocurrencias azarosas.
Tal punto de vista no excluye la noción de lo divino, por supuesto.
Simplemente plantea que no todo en la naturaleza es administrado por alguna burocracia celestial.
El que un rayo parta el templo es simplemente un hecho.
El significado de ese incidente -si hay alguno- es determinado por cada persona.
Una persona lo considera un desastre, otra como algo bueno, mientras que un tercero lo ve desapasionadamente.
No hay nada inherente en el incidente que dicte su significado.
Es suficiente el que todos reconozcamos que sucedió.



Avanzar y retroceder
























El maestro Zen Fayun dijo una vez a sus discípulos:
–Supongan que están en una situación donde si avanzan pierden la Vía, si retroceden pierden el mundo y si no hacen ninguna de las dos cosas parecerán tontos. ¿Qué harían?
– ¿Hay alguna manera de no parecer un ignorante? –preguntó uno de ellos.
–Abandona la atracción y el rechazo, y actúa de acuerdo a tu potencial – respondió el maestro.
– ¿Pero si actuamos, cómo evitaremos perder la Vía y el mundo?
–Muévete al mismo tiempo hacia adelante y hacia atrás.
El avance es retroceso y el retroceso es avance, ambos arriban y ambos parten. 
Si realizamos ambas cosas a la vez, podremos alcanzar el reino de la perfecta armonía en medio de la diversidad.