domingo, 12 de marzo de 2017

Despedidas elegantes


Antes de morir, Hui-neng*, el sexto patriarca del budismo chino, pronunció estas emotivas palabras de despedida:
"Acercaos. En el octavo mes, pretendo dejar este mundo. Si alguno de vosotros tiene dudas, preguntad rápido y las resolveré por vosotros. Debo acabar con vuestras ilusiones y conseguir que alcanceís la paz".
Muy conmovidos, todos los discípulos empezaron a llorar.
Sólo Shen-hui permaneció entero.
Hui-neng se dirigió a él:
"Shen-hui, eres un joven monje, pero has alcanzado el estado en que lo bueno y lo malo son idénticos y no te conmueven ni los juicios de alabanza ni las críticas. El resto no habéis comprendido...Lloráis simplemente porque no sabéis a donde voy. Si lo supierais, no lloraríais. La naturaleza en sí misma no tiene ni nacimiento ni destrucción, ni ir ni venir".
Las últimas palabras de Hui-neng fueron:
"Adiós a todos, me voy en este momento. Cuando desaparezca no lloréis con lágrimas mundanas, no aceptéis condolencias, dinero ni sedas de la gente, no llevéis luto.
Si lo hacéis, ello no estará de acuerdo con el Dharma sagrado, ni seréis mis auténticos discípulos. Permaneced del mismo modo que si estuviera entre vosotros y sentaos juntos en meditación. Si permanecéis en calma, tranquilos y serenos, sin movimientos, sin quietud, sin nacimiento, sin destrucción, sin ir y venir, esto es el Gran Camino. Una vez que me haya ido, simplemente practicad según el Dharma, del mismo modo en que lo hacíais cuando estaba con vosotros. Aunque siguiera en este mundo, si vais contra las enseñanzas, mi permanencia no tendría sentido".

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