viernes, 9 de diciembre de 2016

Maestro real y uno falso


En cierta ocasión, mientras caminábamos de regreso a nuestro ashram en la montaña, un hombre occidental se acercó a mi maestro y le preguntó qué diferencia había entre un maestro real y uno falso.
Entonces mi maestro se detuvo y se quedó esperando en el camino como si supiese que alguien iba a pasar.
Así, cuando reconoció a un famoso erudito de la región, se acercó a él y le preguntó:
-Maestro, ¿hacia dónde se dirige? 
–Voy a tal ciudad. Contestó el hombre
–Y, ¿puedo preguntarle por qué se dirige a ese lugar? Insistió mi maestro
–Bueno, porque necesito ver a alguien que está allí. Respondió, finalmente el erudito mientras se despedía de nosotros a toda prisa. 
-¡Ya ves la diferencia! dijo mi maestro mirando al hombre que le había formulado aquella pregunta.
Pero el occidental, encogiendo los hombros, replicó:
-No lo entiendo, ¿acaso no ha ido usted también a la ciudad esta mañana como ese otro hombre? 
-Pero mi maestro, sonriendo, finalmente le dijo:
-La diferencia es que yo fui a la ciudad porque alguien me necesitaba allí, en cambio él va porque necesita a alguien de allí.

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