martes, 17 de mayo de 2016

Una persona sabia


El sabio realmente no parece que quiera cambiar nada.
Se vuelve tranquilo.
Tiene paciencia.
Trabaja sobre sí mismo.
Observa sus pensamientos y sus acciones.
Se observa a sí mismo enojarse, se observa a sí mismo deprimirse, se observa a sí mismo sentir celos y envidia y demás.
Poco a poco se da cuenta de que "Eso no soy yo. Eso es la hipnosis, es una mentira".
No reacciona a su condición.
En la medida en que no reacciona a su condición, en esa medida llega a ser libre.
Ya no importa lo que alguien más esté haciendo.
No se compara con nadie.
No compite con nadie.
Simplemente se mira a sí mismo.
Se observa a sí mismo.
Ve la confusión mental.
No corre por ahí gritando:
"Yo soy la realidad absoluta. Yo soy Dios. Yo soy la consciencia".
Más bien, ve (comprende) de dónde viene y deja a todos los demás en paz.
Este ser se desarrolla a un ritmo acelerado.
No hay ninguna diferencia en qué situación difícil se encuentre un ser así.
No importa, porque tal ser ya es libre.
Cuando la mente reposa en el corazón, eso significa que la mente ya no sale más hacia el exterior para identificarse con el mundo, cuando la mente reposa en el corazón hay paz, hay armonía, hay puro ser.
Cuando permites que tu mente salga fuera de tu Ser (de ti mismo) ella comienza a comparar, comienza a juzgar, comienza a sentirse ofendida, y no hay paz.
No hay descanso.

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