viernes, 15 de abril de 2016

Cuando creemos que lo sabemos todo.

Cuando creemos que lo sabemos todo, no nos queda lugar para aprender nada más.
Pero si sabemos que no sabemos nada, tenemos espacio para aprenderlo todo.
Abrid la mano -dijo Merlin al Caballero.
El Caballero así lo hizo.
-¿Qué tenéis en la mano? -Nada- Contestó el Caballero.
-Cierto, Caballero -dijo el mago.
Luego, se agachó rápidamente, tomó varias flores silvestres y se las puso al Caballero en la palma de la mano:
-¿Qué tenéis ahora?
-Flores- contesto el Caballero.
Merlín sonrío:
-Cierto Caballero.
Parecía disfrutar repitiendo la frase:
-Ahora tenéis algo. Cerrad la mano con las flores.
El Caballero lo hizo y Merlín le dijo:
-En el momento en que cerráis la mano solo podéis tener flores en ella. Cerrando la mano o la mente, no dejáis espacio a nada nuevo que llegue.
Ahora abrid la mano le ordenó Merlín...
El Caballero lo hizo y las flores cayeron al suelo.
-Ahora no tenéis nada en la mano y, sin embargo, estáis dispuesto aceptar todo. Cuando dejáis marchar de vuestra mente pensamientos y sentimientos, volvéis a un estado de vacío en el que todo es posible.
-¿Y eso qué prueba? Preguntó el Caballero.
De repente el Caballero pareció asustado.
Los ojos de Merlín centelleaban:
-Acabáis de encontrar la respuesta a vuestra pregunta, ¿verdad?
El Caballero asintió lentamente:
-Si sé que no tengo algo, no tengo que poseerlo, y si no poseo nada, puedo tenerlo todo.
En seguida otro pensamiento sacudió al Caballero:
-Saber que no poseo nada significa no tener nada que defender... y saber que no sé nada, significa que no tengo que demostrar nada. ¿Estoy en lo cierto?
Su respuesta llegó en forma de una enorme cantidad de niebla levantándose del bosque.
El sol brilló intensa y claramente en el sendero que el Caballero tenía frente a él.
-Acabáis de disipar la ilusión del ego negativo que os dice que debéis saberlo todo. Al renunciar al él, habéis encontrado la verdadera humildad -dijo Merlín."


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