domingo, 15 de noviembre de 2015

No reclutaré




Confucio tenía numerosos discípulos; entre ellos había dos muy especiales: Zi Lu y Yan Yuan.
Zi Lu era un joven de gran fortaleza física; Yan Yuan era un estudiante esmerado, que provenía de un hogar muy humilde.
Cierta vez, Confucio alabó efusivamente a Yan Yuan por algo que éste había hecho.
Zi Lu sintió que el gran maestro no apreciaba suficientemente sus virtudes.
Sus celos e inseguridad le hicieron perder la perspectiva de su propia fortaleza.
Guiado por estos sentimientos, pidió hablar con Confucio.
-‘Maestro, he seguido con atención tu conversación con Yan Yuan y he notado con tristeza que no nos tratas a todos de igual manera’.
Y después, esperando que el maestro reconociera su superioridad para la lucha, le preguntó:
-‘Si tuvieras que formar un ejército, ¿a quién reclutarías?’
Zi Lu estaba convencido de que la respuesta del maestro no podía ser otra que señalado a él como candidato ideal.
Pero Confucio le respondió:
-‘No reclutaré a quienes sean capaces de pelear con un tigre sin armas o cruzar el río sin un barco. Elegiré a los que puedan mantener su mente clara ante los conflictos, a quienes no se dejen llevar por sus emociones, sepan cuándo escuchar y cuándo actuar: ésos desempeñarán eficazmente cualquier tarea’.


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