martes, 29 de mayo de 2012

 Viernes 25 de mayo,

día patrio y de Seminario, pero triste para la escuela.
Perdimos un entrañable amigo árbol, infaltable compañía en seminarios, talleres y clases.
Nuestros caminos se cruzaron allá por el 2000, en los albores del nuevo siglo, cuando nos elegimos y nuestras energías se unificaron.
Rápidamente se transformo en espíritu de la escuela.
Los alumnos antiguos, los primeros en trabajar bajo su sombra, reconocen la energía del lugar.
Nos brindaba apoyo y reparo. Lugar de encuentro y reunión.
Mudo testigo de charlas, celebraciones y festejos.
Nos cubrió y protegió de tantos soles e inclemencias.
Ese viernes lo vimos caído, desarraigado, siguiendo el ritmo de la naturaleza, cayó para dar lugar a un nuevo espacio.
Y Así la escuela avanza a una nueva etapa, evoluciona, con las energías de los antiguos y el aporte de los nuevos alumnos.
Dejó su marca en nuestro espíritu.
Mi primer apoyo en aquellas primeras clases que dieron origen a la formación de la escuela del Mono y el Tigre de Tai Chi Chuan.
Oscar

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