lunes, 20 de junio de 2011

Ejercicio de Intercambio de Energía Hombre-Árbol.


Ejercicio de Intercambio de Energía Hombre-Árbol.



O-sensei Morihei Ueshiba (fundador del Aikido).

Para los que practicáis tai chi en plena naturaleza, aprovechando la abundancia de árboles en las cercanías, hoy os ofrezco un ejercicio muy especial. Es un ejercicio básico para el desarrollo de la sensibilidad y el intercambio de energía entre uno mismo y otros seres vivos (en este caso, un árbol).

El entorno ideal para poner en práctica esta actividad es el bosque, un lugar arbolado y poco frecuentado por transeuntes.

La duración total de la actividad debe ir aumentando en progresión:

Las primeras sesiones con 5 minutos es suficiente.
Posteriormente, al cabo de unas semanas, podemos ir aumentando el tiempo a razón de 5 minutos al mes.
Con 15 minutos de práctica es más que suficiente. No se necesita más.


El árbol, cuanto más frondoso, mejor. A poder ser, que sea de tronco grueso y hojas anchas. Cuanto más grueso sea el árbol, mejor. Descartar los árboles de tronco fino y hoja en forma de agujas.

Indudablemente, la mejor época del año, por experiencia, es la primavera. La peor, el invierno.

La actividad y sus variantes: Ponte de frente al árbol, a una distancia de un metro. Pies separados a la anchura de nuestros hombros, rodillas ligeramente flexionadas, espalda y hombros relajados. Estira tus dos brazos hacia delante, hacia el árbol con los codos ligeramente flexionados y las manos abiertas con los dedos separados mirando al árbol. Cierra los ojos y trata de sentir la energía que el árbol desprende.

A medida que vayas sintiendo la energía del árbol, ve aumentando la distancia que hay entre tú y el árbol dando medio paso hacia atrás. Cuando la distancia sea de aproximadamente 2-3 m no hará falta alejarse más. Será suficiente.
Puedes probar a hacer los mismo, pero con una sóla mano.
Acerca y aleja lentamente tus manos del tronco, sintiendo como la energía del árbol empuja literalmente tus manos al acercarlas a él.
Prueba a hacer esto mismo variando la altura. Hazlo con las manos por encima de tu cabeza y orientadas hacia la copa del árbol; orienta tus manos hacia el suelo, en dirección a las raíces; otra opción es orientarlas hacia el árbol a la altura de tus hombros o pecho..
Camina en torno al árbol con las manos orientadas hacia él. Gira en sentido de las agujas del reloj, de derecha a izquierda. Hay que caminar muy despacio, lentamente, sin prisa, sintiendo en todo momento lo que ocurre al movernos en torno a él.


Estos ejercicios, más allá de mejorar nuestra sensibilidad para el intercambio de energía con el árbol, contribuyen enormemente a hacernos más sensibles con la naturaleza en general, para amarla y respetarla, para sentirla como lo que es: un complejo entramado de "vida" de la cual, nosotros formamos parte activa.

Nota editada en Mi Tai Chi.

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